
El negocio está, pues, en vender tu portafolio de habilidades, y en saber localizar y seleccionar otras economías «más baratas» que hagan exactamente igual que tú (o mejor) el mismo trabajo. El lector iba aún más lejos: ya estaba pensando en «venderse» una segunda vez, y en encontrar un segundo «trabajador» en la India. Y, puestos ya, ¿por qué no un tercero?
De hecho, el estado actual de las telecomunicaciones permite esto y mucho más. No somos muy conscientes de que hoy puedes estar montando una división de tu empresa en Boston y mantenerte permanentemente en contacto con tu sede aquí a través de una BlackBeny (siempre online), o a través de la telefonía IP de Skype (a coste prácticamente cero si la comunicación es entre ordenadores). Y que miles de profesionales pueden estar trabajando en un lugar en el que no están físicamente.
Conozco dos ejemplos en Barcelona que lo ilustran muy bien.Uno es un norteamericano que hace de coach («entrenador») a distancia. Vive en una preciosa ciudad de la costa, y atiende por mail, messenger o teléfono, a un número pequeño de clientes a los que ayuda a desarrollar un vida profesional y personal más «sana». Se trata de una profesión en auge, que no sabe de fronteras entre trabajo y ocio (te pueden llamar en cualquier momento, y tienes que estar disponible), pero que tiene la ventaja de que puedes llevarla a cabo desde cualquier punto del planeta en el que, eso sí, haya la infraestructura tecnológica necesaria (que, al final, se traduce en calidad de ancho de banda a bajos precios).
Otro ejemplo es el de un grupo de radiólogos canadienses que trabaja para hospitales de allí desde su «consulta» en Barcelona. Estos médicos, ya algo maduros, tienen como especialidad el análisis y diagnóstico de radiografías para unidades de urgencia nocturna en los hospitales (las profesionales se nichifican hasta el extremo).
El problema era que ya empiezan a tener demasiados años para seguir trabajando cada noche y durmiendo durante el día. Demasiados años de ir al revés del mundo. Se hicieron la pregunta de a qué ciudad del mundo podían acudir a instalarse en la que fuera de día mientras en Canadá fuera de noche, de tal forma que pudieran seguir haciendo su trabajo (lo difícil de toda empresa nicho como esta es tener clientes: una vez los tienes no debes perderlos de ninguna de las maneras), pero teniendo al mismo tiempo una vida «decente» (trabajar de día, dormir, o lo que sea, de noche).
Manuel Porto. Artículo de colaboración con mi blog.
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