Niños, mayores, deportistas, aficionados y agnósticos, mujeres y hombres, españoles todos. Estos días hemos disfrutado viendo a nuestra selección defender su fútbol, su deportividad y la unión de un país que en torno a un torneo de la importancia de la Eurocopa ha gritado con una sola voz para animar a nuestra selección.
Por un momento hemos escondido nuestros problemas, diferencias, hemos hecho un paréntesis y hemos olvidado el día a día para sentarnos entre amigos, familiares y vecinos para contagiarnos en torno a una pantalla de televisión y ver los partidos que han protagonizado nuestros internacionales.
Por encima de la deportividad, del juego técnico y del buen fútbol, nuestros jugadores han dado una imagen de cercanía, de simpatía, de compañerismo, propia de los ciudadanos de este país. Junto a ellos, la afición compuesta de hombres y mujeres que han roto la hucha para viajar hasta Viena y representarnos en el campo, ha sido ejemplar, modelo para cualquier país europeo.
Una vez más hemos disfrutado viendo a nuestros representantes políticos aparcando sus discrepancias para vestir la roja y gritar en una misma dirección. Hemos saltado con el Rey en cada ocasión de gol fallida, hemos celebrado con un abrazo los goles viendo a los príncipes, y por minutos, nos hemos trasladado hasta el terreno de juego para, después de 44 años, levantar con Iker la ansiada copa de Europa.
Esta es la imagen de un país que crece y avanza con optimismo, ilusión, sueños y utopía. Porque España podía, y porque España puede conseguir aquello que se proponga si nos unimos para defender lo que nos hace felices, libres e iguales. Lo que ha unido el fútbol, que no lo separe el hombre. Lo que ha unido nuestra selección, que no lo hunda el pesimismo. Enhorabuena a todos.
Por un momento hemos escondido nuestros problemas, diferencias, hemos hecho un paréntesis y hemos olvidado el día a día para sentarnos entre amigos, familiares y vecinos para contagiarnos en torno a una pantalla de televisión y ver los partidos que han protagonizado nuestros internacionales.
Por encima de la deportividad, del juego técnico y del buen fútbol, nuestros jugadores han dado una imagen de cercanía, de simpatía, de compañerismo, propia de los ciudadanos de este país. Junto a ellos, la afición compuesta de hombres y mujeres que han roto la hucha para viajar hasta Viena y representarnos en el campo, ha sido ejemplar, modelo para cualquier país europeo.
Una vez más hemos disfrutado viendo a nuestros representantes políticos aparcando sus discrepancias para vestir la roja y gritar en una misma dirección. Hemos saltado con el Rey en cada ocasión de gol fallida, hemos celebrado con un abrazo los goles viendo a los príncipes, y por minutos, nos hemos trasladado hasta el terreno de juego para, después de 44 años, levantar con Iker la ansiada copa de Europa.
Esta es la imagen de un país que crece y avanza con optimismo, ilusión, sueños y utopía. Porque España podía, y porque España puede conseguir aquello que se proponga si nos unimos para defender lo que nos hace felices, libres e iguales. Lo que ha unido el fútbol, que no lo separe el hombre. Lo que ha unido nuestra selección, que no lo hunda el pesimismo. Enhorabuena a todos.
1 comentario:
Javitxuuuu, ¿cómo estás? ¿te veo este fin de semana en Madrid??
Besos desde Pamplona
Publicar un comentario