Es evidente que la derecha española sufre una crisis, y ante esto, ningún militante socialista podemos sentirnos ajenos a la opinión, reflexión o crítica. Ante una derrota electoral, todos los partidos políticos hacen crisis, se replantean sus estrategias, postulados y se cuestionan las direcciones, y esto es algo, que puede y debe reunir la coincidencia en cualquier análisis medianamente riguroso. La discusión no está en si hay crisis o no, sino en si esta crisis es de identidad o de estrategia política, y esto es lo que a mí me interesa.
En el panorama político español, observamos como los partidos de derecha hacen crisis, no solo el Partido Popular, que representa la derecha “nacional” española, sino también partidos nacionalistas de la periferia, como CiU o el PNV. Los convergentes catalanes defienden una estrategia en busca de acentuar la autodeterminación de Cataluña, mientras que sus socios de coalición, los demócrata cristianos de Unió, plantean un debate más moderado, centrado en el autogobierno. Lo mismo ocurre en el PNV, mientras que el sector más duro se sitúa junto al Lehendakari en defensa de un referéndum para la autodeterminación, el sector más moderado, apuesta por llegar a acuerdos con el resto de partidos y apostar por un nuevo marco que se parezca más a Ajuria Enea, y menos al Plan Ibarretxe, al menos mientras ETA siga atentando.
Para mí, la crisis más preocupante está en el PP, porque es el principal partido de la oposición y representa a 10 millones de españoles, y por ello, como demócrata siento preocupación por lo que vemos estos días. Cuando lo más lógico es que las bases de los partidos sean más reivindicativas y más ambiciosas en sus principios, en el PP hemos visto lo contrario, como la dirección ha sido más radical que sus bases, y esta estrategia se ha vuelto en su contra, sufriendo ahora en sus carnes las mismas armas que han utilizado contra el gobierno estos 4 años de legislatura. En Génova 13, no hay una crisis de identidad, hay una crisis de estrategia, entre los que quieren seguir anclados en la crispación, la mentira y el “no” a todo, y los que quieren dar un giro, no al centro, que no existe, sino a la razón, a la cordura, al acuerdo y al apoyo en los principales temas de estado.
Algunos afirman que en España hay dos ideologías diferenciadas, el liberal-conservadurismo y la Social-democracia, yo no estoy de acuerdo, en España existe la derecha y la izquierda, y no pasa nada, la derecha la representa el PP, y la izquierda, en mayor medida, el PSOE. Otra cosa es la estrategia y la actitud, el PP ha defendido postulados profundamente conservadores, alejados de la ciudadanía, y el PSOE, siempre ha estado en la izquierda útil, la que sirve al ciudadano, la que no se radicaliza, la que sitúa al ciudadano en el centro de la discusión y por ello, somos el partido que mejor equilibra España, y el que mejor defiende el marco que nos dimos hace 30 años, la España de las autonomías y la defensa de las identidades que la conforman, porque cuanto más fuerte son las comunidades autónomas, más fuerte es la nación.
Volviendo a la crisis del PP, la estratégica y no la identitaria, tengo que reconocer que como socialista, me divierto con los dimes y diretes que los dirigentes populares se dedican entre ellos, la disputa del liderazgo y la transformación de los discursos de algunos dirigentes en cuestión de días, pero desde luego, como demócrata convencido, siento preocupación por lo que esto supone, por la falta de acuerdo en los asuntos de estado, y la inestabilidad institucional que supone que el principal partido de la oposición esté más preocupado de la subasta de sillones, que de los problemas reales de los españoles.
Este verano tenemos dos congresos, el del PP en junio, y el del PSOE de julio, dos congresos que tienen objetivos muy distintos. El PP debatirá sobre las personas, los cargos y la estrategia, y no sobre las ideas, que las tienen todos muy claras, y mucho menos van a debatir sobre los problemas de los ciudadanos. En frente, los socialistas vamos a nuestro congreso con la mirada puesta en los ciudadanos y en sus problemas, en como atajar la desaceleración económica y en como hacer frente a los nuevos retos y desafíos a los que nos enfrentamos, como el cambio climático, la pobreza y el hambre, entre otros. Nuestro partido va al congreso no para regocijarnos en el éxito electoral, para mirarnos entre nosotros y decirle a Zapatero lo buenos que somos, vamos a nuestro congreso a felicitarnos por el trabajo bien hecho, pero sobre todo vamos a reflexionar, debatir y anticiparnos a los problemas que pueden venir y afectarnos, y en este trabajo tendrá un papel muy importante la Fundación que será creada bajo la coordinación de Jesús Caldera. Con el ojo puesto en lo que ocurre en el adversario político, seguimos trabajando para hacer una España mejor, más libre y más moderna.
En el panorama político español, observamos como los partidos de derecha hacen crisis, no solo el Partido Popular, que representa la derecha “nacional” española, sino también partidos nacionalistas de la periferia, como CiU o el PNV. Los convergentes catalanes defienden una estrategia en busca de acentuar la autodeterminación de Cataluña, mientras que sus socios de coalición, los demócrata cristianos de Unió, plantean un debate más moderado, centrado en el autogobierno. Lo mismo ocurre en el PNV, mientras que el sector más duro se sitúa junto al Lehendakari en defensa de un referéndum para la autodeterminación, el sector más moderado, apuesta por llegar a acuerdos con el resto de partidos y apostar por un nuevo marco que se parezca más a Ajuria Enea, y menos al Plan Ibarretxe, al menos mientras ETA siga atentando.
Para mí, la crisis más preocupante está en el PP, porque es el principal partido de la oposición y representa a 10 millones de españoles, y por ello, como demócrata siento preocupación por lo que vemos estos días. Cuando lo más lógico es que las bases de los partidos sean más reivindicativas y más ambiciosas en sus principios, en el PP hemos visto lo contrario, como la dirección ha sido más radical que sus bases, y esta estrategia se ha vuelto en su contra, sufriendo ahora en sus carnes las mismas armas que han utilizado contra el gobierno estos 4 años de legislatura. En Génova 13, no hay una crisis de identidad, hay una crisis de estrategia, entre los que quieren seguir anclados en la crispación, la mentira y el “no” a todo, y los que quieren dar un giro, no al centro, que no existe, sino a la razón, a la cordura, al acuerdo y al apoyo en los principales temas de estado.
Algunos afirman que en España hay dos ideologías diferenciadas, el liberal-conservadurismo y la Social-democracia, yo no estoy de acuerdo, en España existe la derecha y la izquierda, y no pasa nada, la derecha la representa el PP, y la izquierda, en mayor medida, el PSOE. Otra cosa es la estrategia y la actitud, el PP ha defendido postulados profundamente conservadores, alejados de la ciudadanía, y el PSOE, siempre ha estado en la izquierda útil, la que sirve al ciudadano, la que no se radicaliza, la que sitúa al ciudadano en el centro de la discusión y por ello, somos el partido que mejor equilibra España, y el que mejor defiende el marco que nos dimos hace 30 años, la España de las autonomías y la defensa de las identidades que la conforman, porque cuanto más fuerte son las comunidades autónomas, más fuerte es la nación.
Volviendo a la crisis del PP, la estratégica y no la identitaria, tengo que reconocer que como socialista, me divierto con los dimes y diretes que los dirigentes populares se dedican entre ellos, la disputa del liderazgo y la transformación de los discursos de algunos dirigentes en cuestión de días, pero desde luego, como demócrata convencido, siento preocupación por lo que esto supone, por la falta de acuerdo en los asuntos de estado, y la inestabilidad institucional que supone que el principal partido de la oposición esté más preocupado de la subasta de sillones, que de los problemas reales de los españoles.
Este verano tenemos dos congresos, el del PP en junio, y el del PSOE de julio, dos congresos que tienen objetivos muy distintos. El PP debatirá sobre las personas, los cargos y la estrategia, y no sobre las ideas, que las tienen todos muy claras, y mucho menos van a debatir sobre los problemas de los ciudadanos. En frente, los socialistas vamos a nuestro congreso con la mirada puesta en los ciudadanos y en sus problemas, en como atajar la desaceleración económica y en como hacer frente a los nuevos retos y desafíos a los que nos enfrentamos, como el cambio climático, la pobreza y el hambre, entre otros. Nuestro partido va al congreso no para regocijarnos en el éxito electoral, para mirarnos entre nosotros y decirle a Zapatero lo buenos que somos, vamos a nuestro congreso a felicitarnos por el trabajo bien hecho, pero sobre todo vamos a reflexionar, debatir y anticiparnos a los problemas que pueden venir y afectarnos, y en este trabajo tendrá un papel muy importante la Fundación que será creada bajo la coordinación de Jesús Caldera. Con el ojo puesto en lo que ocurre en el adversario político, seguimos trabajando para hacer una España mejor, más libre y más moderna.
3 comentarios:
Coincido plenamente en tu análisis. La estrategia del catastrofismo no puede ser premiada por la opinión pública.
Los problemas cogidos a tiempo tienen mejor solucción.
Salud y Progreso.
"En frente, los socialistas vamos a nuestro congreso con la mirada puesta en los ciudadanos y en sus problemas...." Leída la frase sin más yo la firmo pero, leída la Ponencia Marco en el apartado laboral, paro y reflexiono. ¿Por qué? Pues por que no coincido con que el 9 de marzo no se presentara alos ciudadanos la idea de hacer una reforma laboral...por aquello de los votos, y, ahora en nuestro congreso se pretende cambiar ni más ni menos que el modelo de relaciones laborales vía FLEXISEGURIDAD. ¡¡ojo!!
Que la UE no exporte vien sus valores sociales...al resto del mundo no debe significar y aceptar que los trabajadores europeos tengan que trabajar como los CHINOS por aquello de la competitividad.
Consiguientemente.....veremos.
Un abrazo Javier.
Tampoco el 9 de marzo votamos a favor de un cambio radical en el discurso y la política migratoria del Gobierno, y mira...
Publicar un comentario